Como todos los años, el 31 de enero, la Familia Salesiana recuerda la pascua de San Juan Bosco, fundador de los Salesianos en el mundo, y quien buscó la salvación de la juventud, invitando a muchos hombres y mujeres a ser parte de su misión y legado. En Talca la Eucaristía se celebró en el Santuario María Auxiliadora, y fue presidida por el sacerdote salesiano, padre Juan Miguel Cárcamo.

El año 2022 todas las actividades salesianas se enfocarán desde el aguinaldo que propuso el Rector Mayor, padre Ángel Fernández, “haced todo por amor, nada a la fuerza”, en el marco de celebrarse el cuarto centenario de la muerte de San Francisco de Sales, fuente de la espiritualidad salesiana de Don Bosco.

El Padre Juan Miguel, en la homilía señaló que, al celebrar a Don Bosco, estamos celebrando también la vida y la historia de cada uno, historia que hemos transitado todos con el objetivo común de querer el bien para los niños y jóvenes, y “cómo esta historia nos va reuniendo con el corazón puesto en Don Bosco”.

Agregó que ser salesiano significa estar siempre alegres, como lo señala la primera lectura, incluso en los momentos difíciles de nuestra vida. “Sabemos que hay momentos complejos; momentos difíciles en lo laboral, en la familia; pasamos por enfermedades, y ahora por la enfermedad por covid, pero en esas dificultades sabemos y tenemos la certeza que no caminamos solos; sabemos que contamos con un Padre, que contamos con un espíritu que nos anima desde dentro y por eso seguimos adelante (…), porque tenemos el carisma salesiano, desde donde aportamos como lo hizo Don Bosco y San Francisco de Sales”.

Al celebrar la solemnidad de San Juan Bosco, en la oración de los fieles, se encomendó la Iglesia católica, el pueblo de Dios, el Papa Francisco, los obispos, los sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos, para que anuncien el Evangelio con alegría dando un testimonio gozoso de su vocación.

También se hizo oración por la patria y sus gobernantes; por la Familia Salesiana; por los niños y jóvenes; por los padres y educadores, y por todos los que buscan siempre lo que es realmente verdadero, justo y hacen de su vida una incesante acción de gracias a Dios.

En el momento de la liturgia eucarística, junto a los dones del pan y el vino, se presentó en el altar del Señor un cuadro de San Francisco de Sales, fuente del espíritu salesiano de Don Bosco, en el que el padre y fundador bebía y se contemplaba en todo momento, en especial cuando se trataba de definir el estilo educativo y evangelizador.

En el momento de acción de gracias, como Familia Salesiana se renovó la fidelidad al carisma que el Espíritu Santo dispensó en Don Bosco y se relanzó a la misión que Él regaló a la humanidad. El padre Juan Miguel pidió que todos los presentes levantarán la estampita recibida al ingresar al templo, para ser bendecida y luego elevar la oración de Don Bosco a Dios, pidiendo ser testigos de su amor para ser constructores de una sociedad más justa, fraterna y solidaria. Luego, padre Juan Miguel encomendó la vida de todos a María Auxiliadora e impartió la bendición final.

Finalizada la Eucaristía, donde se dio gracias a Dios por la vida de Don Bosco y se festejó su legado en Talca y en el mundo, se compartió un rico helado en el patio del Colegio, como ha sido tradicional en los últimos años.