El 22 de noviembre se celebró un Buenos Días especial para expresar la alegría de celebrar a Santa Cecilia, patrona de la música, y la música fue muy relevante para Don Bosco, disciplina que se integra en la formación de los jóvenes.

En homenaje a la Santa Cecilia, en Sede Sur, los alumnos de la Orquesta del CEST interpretaron dos piezas musicales, orquesta que es dirigida por la instructora Javiera Hernández.

En Sede Norte, los alumnos del Taller de Banda instrumental interpretaron dos piezas musicales, taller dirigido por el instructor Héctor Pérez.   También se presentaron los alumnos de la academia de música, dirigida por el profesor Cristopher Romero.

El culto a Santa Cecilia, bajo cuyo nombre fue construida en Roma una basílica en el siglo V, se difundió ampliamente a causa del relato de su martirio ya que abrazó la virginidad y sufrió el martirio por amor a Cristo.

Cecilia, joven romana noble y rica, iba todos los días a la misa celebrada por el Papa Urbano en las catacumbas próximas a la Vía Apia, y una multitud de pobres la esperaban porque conocían su generosidad. En el día de su boda con Valeriano, mientras se cantaba, ella en su corazón pensaba: “solamente para el Señor”; después, llegada la noche, la joven le dijo a Valeriano: “ninguna mano profana puede tocarme, porque un ángel me protege. Si tú me respetas, él te amará, como me ama a mí”.   Al contrariado esposo no le quedó otro remedio que seguir el consejo de Cecilia, hacerse instruir y bautizar y después compartir el mismo ideal de la esposa, recibiendo en recompensa su misma gloria.

La Santa, antes de morir, le pidió al Papa que convirtiera su hermosa casa en un templo para orar, y así lo hicieron después de su martirio. Antes de morir, había repartido todos sus bienes entre los pobres. Santa Cecilia fue canonizada en el siglo VI y desde ese día pasó a convertirse en la Santa de la música y la poesía.