El Centro Educativo Salesiano Talca celebró el sacramento de confirmación de 55 jóvenes, en el Santuario María Auxiliadora, el 24 de noviembre. La misa fue presidida por el obispo de Talca, monseñor Galo Fernández, y concelebrada por el padre Darío Navarro, director de la Presencia Salesiana en Talca. El obispo manifestó a los jóvenes que el sacramento de la confirmación está relacionado con el acontecimiento de Pentecostés, y en ese hecho, María tuvo un rol muy importante, pues Ella mantenía a la comunidad en la espera del Espíritu Santo. “Los apóstoles estaban con María cuando irrumpió el fuego, la fuerza, el viento impetuoso que se hizo presente, que transformó la vida de los apóstoles”.
“María es la figura que nos explica bien en qué consiste este sacramento de la confirmación; no se trata de un acto solemne que vengan con orgullo y soberbia de que aprendieron todo, que son expertos en doctrina cristiana, (…) sino que es ponerse al servicio de la obra de Dios”, agregó el Pastor.
Señaló que, si alguien pensaba que era bueno confirmarse para llevar una vida tranquila y reposada, lo prepararon mal. “Se trata, al contrario, de llevar una vida que se involucre en el mundo para servir y amar, como María, que acompaña a Jesús hasta la cruz; María que muchas veces estuvo desconcertada; que no entendía los caminos extraños de Dios, sin embargo, permaneció fiel; Ella estaba de pie junto a su hijo; que Ella sea modelo para darle espacio a Dios en tu corazón, en la oración, en la participación de la misa, para escuchar su palabra, para alimentarse de Él”, puntualizó monseñor Galo Fernández.
Luego de la homilía, el obispo realizó el rito de confirmación que comienza con la renovación de las promesas bautismales, continúa con la imposición de las manos de los sacerdotes y padrinos, y finaliza con la crismación de parte del obispo a los jóvenes y adultos en el Espíritu Santo.
Se hizo oración por la Iglesia y todos los pastores, por los jóvenes, por los padres y padrinos, por los monitores y sus familias. En las ofrendas, junto al pan y al vino, se presentó la vida y entrega cotidiana, la alegría y la esperanza que nos da la fe, representada en la luz de Cristo y los recuerdos de este día de celebración, signos de compromiso y perseverancia en la fe.
Al finalizar la eucaristía, el obispo pidió a los confirmandos darse vuelta, mirando hacia la asamblea, como signo de reconocimiento de ser hijos de Dios, que han confirmado su fe en el Señor Jesús.
En esta celebración, a través de las manos del obispo y de los sacerdotes presentes, se les infundió a los jóvenes, con mayor plenitud, el Espíritu Santo, que ya habita en el corazón de los bautizados, a fin de hacerlos madurar y crecer en su vocación de cristianos y seguidores de Cristo.
