El 28 de agosto, los alumnos de tercero medio D TP visitaron la Papelera Biobío San Pedro de La Paz en Concepción y el Chiflón del Diablo en Lota, en compañía de los profesores Jessica Rojas, Gustavo Alvarado, Carolina Cifuentes, y los asistentes de la educación Alicia Aguilera y Gonzalo Tapia.
Los estudiantes realizaron esta gira pedagógica con la finalidad de conocer la realidad social, histórica y laboral de Concepción. Es así que, desde los módulos de su especialidad de gráfica, pudieron acercarse al proceso productivo de la Papelera, aprender nuevas tecnologías y herramientas de trabajo, pudiendo aplicar estos conocimientos a los ya obtenidos en sus estudios. Desde la asignatura de historia y ciencias sociales esta gira, en Lota Alto a la Mina conocida como el Chiflón del Diablo, los jóvenes fueron guiados por exmineros que dieron testimonio de su trabajo y las condiciones de vida de la clase obrera, realizando un breve recorrido por sus viviendas.
Los profesores responsables, explicaron que el objetivo de esta visita es “desarrollar habilidades de recuperación de testimonios y expresiones de la memoria social, que nuestros alumnos puedan evaluar críticamente, conociendo la realidad, utilizando el conocimiento, y valorando la vida en sociedad como dimensión del crecimiento personal”.
Además de reconocer manifestaciones de transformaciones sociales y culturales del período, y evaluar los efectos de la calidad de vida de las personas de los principales procesos sociales, económicos, culturales, políticos y geográficos en Chile durante el siglo XX, los jóvenes tuvieron que dejar registro escrito y fotográfico de esta experiencia, que los ayudará a lograr nuevos e interesantes aprendizajes.
Cabe señalar que La mina se sitúa en el sector El Morro, antes del Pique Carlos, llamado así por Carlos Cousiño. La mina funcionó entre 1857 y la década de 1990, significando en el siglo XIX y principios del siglo XX un importante foco económico para las empresas mineras. La mina posee 850 metros de profundidad, y se interna por debajo del Océano Pacífico. Su inclinación y particulares características le permiten ser una de las pocas con ventilación natural. A esta corriente de aire se debe la palabra “chiflón” de su nombre, que fue llamada así por los mismos mineros que trabajaron en ella.
