En una emotiva eucaristía, celebrada el 25 de enero en el Santuario María Auxiliadora de Talca, el hermano Marcelo Rojas Olguín, sdb, renovó sus votos temporales, lo que significó comprometer su fidelidad en este camino a la consagración definitiva a Dios, en la Congregación Salesiana. La misa fue presidida por padre Carlo Lira, Inspector de los Salesianos en Chile, y concelebrada por los sacerdotes de la comunidad talquina: padre Pedro Pablo Cuello, padre Belarmino Sánchez y padre Eduard Rojas.
En su homilía, padre Carlo Lira, destacó tres aspectos relevantes que implica la profesión religiosa, en un día en que la liturgia de la Iglesia conmemoró la conversión de Pablo. Se trata del seguimiento radical a Jesús, lo que conlleva a un desprendimiento de las necesidades materiales para poner a Jesús como el tesoro de sus vidas como salesianos, haciendo que la fraternidad sea realmente una experiencia de vivir la misión encomendada de forma comunitaria.
“La persona de Jesús es el centro de nuestra vocación como cristiano y como consagrado, sin él todo lo que hacemos aquí es pura ‘parafernalia’, por lo tanto, tener a Jesús en el centro será la motivación de tu vida, Marcelo, como lo fue en la vida de San Pablo, es el motor de todo lo que hace. El seguimiento radical a Jesús, implica vivir el estilo de vida que Él abrazó. Jesús quiso ser totalmente a la voluntad del Padre, y por eso vivió en obediencia. No vino a hacer su proyecto personal, sino que vino a hacer la voluntad de Dios”. Más adelante afirmó que la consagración salesiana es una consagración a la misión, “el Señor llamó a san Juan Bosco y a través de él a un grupo de personas que quieren vivir en torno a los jóvenes, pero en forma particular a algunos los consagró en medio de los jóvenes”.
Por último encomendó a Marcelo a Dios y a la Virgen, deseándole que el ejemplo de San Pablo le sirva para vivir en radicalidad esta respuesta que está haciendo. “Marcelo es el Señor el que te ha consagrado y esperamos que Él te ayude a ser fiel”.
Posterior a la homilía, el hermano Marcelo de rodillas ante Dios y ante el padre Carlo Lira, renovó sus votos de obediencia pobreza y castidad. La Comunidad de fieles fue testigo de la renovación de profesión religiosa, uniéndose a este momento y a todo la eucaristía con la oración.
